Eso para empezar, que os veo desentrenados. Últimamente nos hemos puesto demasiado serios y esto ha de acabar. Para ello os narraré los mindfucks más grandes de mi vida.
1.-La llegada de los Reyes Magos
Yo nací sin problemas, con mi aureola y todo mi rollo, perfecto, flama de la rama… Y tan tranquilo estaba en mi pesebre tocándome mis santas gónadas, cuando veo aparecer por la puerta a tres señores con barba, capa y coronas. ¡Y encima lo primero que dicen es que los camellos les esperan en la puerta! Claro, después de eso ninguno les creímos cuando dijeron que venían de Oriente y todo el rollo, pero sí, sí, de Oriente venían porque sacaron sus DNIses orientales con su fotito y su todo. Muy bien al final, pero eso, que al principio una rayada de la leche vaya. Lo de la mirra también fue desconcertante, pero ya expliqué en otra entrada que acabé dándole uso.

2.-Primer polvo con la Magdalena
Bastante raro fue, para qué negarlo. Ella ya era una mujer experimentada en nuestra primera vez, y yo, hijo de una Virgen… pues en mi vida había tocado un sagrado vello púbico. Os podéis imaginar lo rápido que acabó aquella escena, tétrica por otra parte, ya que mi aureola chocaba contra la cabecera de la cama, desprendiendo chispas que comenzaron a hacer arder las sábanas. Un caos completo. Ya con el paso del tiempo, aprendí cómo convertir la sangre en vino, cosa que antes hacía con el agua… me resultó muy útil.
3.-La Última Cena
Mi momento «WTF» por excelencia. Una cenita de colegueo con los apóstoles que acaba con: ellos bebiendo de mi sangre, yo besándoles los pies, sólo había un pan para todos, una sola copa, me fui a potar al Monte, me vino Judas, nos liamos, los romanos nos trincaron, cuando quisimos escapar se me enganchó la sandalia en un arbusto, bueno, bueno, bueno… La liada padre. Luego vino lo de la crucifixión, que marcó una nueva etapa en mi vida: nunca más pude coger arena en un puño para ver cómo se caía.