Capítulo VI-B: En el cierre.

Orlando no tuvo tiempo en preocuparse de Lily y Wei con la cantidad de gente que se acercaba al nuevo puesto. En el pueblo se había corrido la voz de la batalla campal con la manifestación feminista y la expectación era máxima, ya que lo más interesante que ocurría allí en todo el año eran las peleas en romería por un santo compartido con el pueblo vecino.

Eran tan tarde, o tan temprano, que se dejaba de oír la música de algunas casetas. Nadie quedaba ya en el recinto con dinero para batidos de sugus ni bocadillos de mortadela con aguacate. El cierre le esperaba. Hoy sería él quien llevaría las cuentas y repartiría a su antojo. Enfrascado en sus cuentas escuchó que alguien tocaba a la puerta del furgón. “Ya están de vuelta”, pensó.

Un par de agentes uniformados tenían instrucciones de precintar el vehículo, a la espera de ser incautado por una grúa especial. Orlando se quedaba sin casa, sin trabajo, y por si fuera poco, sin amigos. Los policías se negaban a dar información sobre los detenidos.

La tensión iba en aumento, tanto los policías como Orlando iban perdiendo la compostura. A la discusión se iban uniendo otros vendedores ambulantes. Ninguno sabía bien qué pasaba con Orlando, pero si era contra la policía, todos tenían motivos para apoyarle. Alguna patrullera más llegó hasta ellos. En el tumulto pronto fue difícil distinguir los porrazos aliados de los contrarios.

Entre la multa por alteración del orden público y lo requisado apenas le quedaban 5 euros. El camarero le veía contar monedas sobre la barra con una mano, mientras con la otra se sujetaba una bolsa de hielo contra el costado.

En el típico bar de pueblo, ese que abre a las 6 para que el otrora agricultor se tome su obligado carajillo mañanero, resaltaba Orlando y sus magulladuras. Uno de esos hombres, maltratado por el sol y de barba abigarrada, se le acerca y simplemente conversan, después de una muy breve presentación. Orlando no se da cuenta en el momento de que se va dejando llevar por aquel hombre de pocas palabras, pero muy certeras. Johnny, el desconocido, comprendía muy bien lo que contaba Orlando. No parecía la primera vez que oyera una historia parecida.

El barbudo le interrumpió. No necesitaba más. Sacó al muchacho del local y le ayudó a caminar hasta su casa. No podían dejar de hablar de la policía, apenas comieron algo de gazpacho, lo poco que el odio les dejó tragar, el odio que compartían y que cada uno alimentaba con los insultos del otro.

Ninguno aguantaba más. Apenas tenían nada que decidir, no había plan. Una escopeta, un puñado de cartuchos y una guadaña fueron las armas que pudieron reunir.

Bajo el sol veraniego de pueblo de interior, sobre la porquería del suelo de fiesta municipal, ante el cuartel de la policía municipal, con el tractor oxidado de Johnny, allí se plantaron.

Orlando dio un paso hacia la puerta.

– Espérate chiquillo.

Johnny se encendió un cigarro. Apartó a Orlando y de un puntapié la puerta se abrió.

– Estos comepingas se van a enfadar si fumas acá dentro.

Una carcajada de Johnny ante el estupor de los presentes era la guinda de aquella escena tan esperpéntica.

Historia de verano, capítulo III-A: Corruptos

Lili aún estaba conmocionada, no asimilaba nada de lo que ocurría ante sí. Gente agolpándose a su alrededor, el agente noqueado, su hermano discutiendo con otro policía…

Estaba en comisaría junto a Wei cuando empezó a recobrar la consciencia. Seguían sin saber  nada de Orlando y esperaba desde hacía rato que el teléfono sonase. La tensión que sentía se incrementó cuando un agente uniformado y de semblante gélido se les sentó delante.

– Son la señorita Liu Qi y el señor Wei Qi, ¿Correcto?

–  Así es.

– Soy el agente Ferrer, les tomaré declaración de lo acontecido hoy, día…

Pegó un respingo con el politono del móvil, se levantó decidida a contestar, sin importarle el permiso de ese señor, ya pediría disculpas después.

– ¿Diga?

– ¡Lili! Soy Ollando, conseguí llegar al pueblo de al lado. Aun me quedaban monedas para llamalte y deciros que he pensado volver, lo que hice fue en defensa propia y tampoco creo que talden mucho en encontralme.

– Espera donde estés, le diré a la policía que pasen a buscarte. Nos tienen en comisaría a mi hermano y a mí.

– ¿Estás bien?

– Estoy muy asustada y la cabeza me…

– ¡¡EH, HIJOS DE PUTA, SOLTADME COMEPINGAS!!

– ¡¿Qué ocurre Orlando?!

Ya no hubo respuesta.

Despavorida, Lili corrió hacia el agente Ferrer.  La angustia le devoraba por dentro mientras le contaba todo. Notó que en su afilado rostro se iba perfilando una sonrisa burlona que le provocó un escalofrío.

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No sabía cómo esquivar las patadas y los porrazos. 7 tíos que le zurraban y que le metieron en un coche patrulla cuando vieron que apenas podía moverse. El último pegó dos tiros antes de subirse al otro coche.

       – Jodidos puelcos…

Con un policía sujetándole por cada brazo sólo podía mascullar improperios contra sus atacantes, con el sabor oxidado de la sangre que le resbalaba por los labios. No podían salirse con la suya, la ley no podía dejar que esos desgraciados actuaran así. El que iba sentado delante pareció entender sus pensamientos y contestó:

– Se te agotaron las fuerzas con Pereira ¿eh? Puto panchito, después de lo que le hiciste te va a sobrar mierda para el resto de tu vida. Nadie va a creerte, somos 7 agentes los que hemos visto tu actitud violenta. Has disparado a unos agentes de la autoridad con el arma robada a otro que dejaste KO. Te has lucido…

La impotencia y la rabia que se acumulaban escuchando a su agresor la descargó escupiéndole sangre a la cara. El premio por semejante estupidez fue un puñetazo en el costado. Se consoló pensando en el hijo de puta que le tocara limpiar la meada del asiento.

Capítulo I: Difunto patrón

Él no quería pertenecer a la hermandad. Él no quería ser el hijo de quien era. Él nunca haría esas cosas. ¿Cuántos pecados les perdonaba cada día su Dios?

Tras aparecer el cuerpo del hermano mayor de la cofradía tiroteado en una cuneta todo parecía desmoronarse. Su propio padre asesinado. Ni su hermana ni su madre sentían de verdad las lágrimas que derramaban. Hacía mucho que en la familia no había ni siquiera cordialidad. Pero el divorcio era tabú en casa.

Cofrade desde no recordaba cuándo, costalero desde que alcanzaba los palos, primogénito del cabecilla de una red de traficantes y extorsionadores. El final de su padre no les pillaba por sorpresa totalmente. En cambio, que ocurriera en los últimos días de cuaresma, eso sí que sorprendía a Juande, que así se llamaba, no podía ser de otra manera. Juan de Dios Corcuera Domecq. Y de familia le venían sus males…

Parecía evidente que las fechas elegidas para ejecutar a su padre eran premeditadas. La muerte de un presidente cofrade causaría mayor impresión en Semana Santa, dejándolo bien al paso de la gente, a alguien pretendían amedrentar.

Mientras esos pensamientos no dejaban de perseguirle, él se esforzaba en quitárselos de encima por su propia seguridad. Que a nadie se le pasara por la cabeza que él relevaría a su padre. Daba igual los motivos de ese asesinato, sólo debía continuar con su vida lejos de Sevilla. Era el mejor momento de marcharse de allí. No más procesiones, no más saetas ni olor a incienso, no más presiones por mantener una “verdadera familia católica”.

La presión de la hermandad a las autoridades consiguió que el caso se archivara. Era curioso el poder que se conseguía con la Fe y cómo la corrupción estaba tan ligada con el nombre de Dios. “La familia quiere cerrar la herida y pasar el duelo en la intimidad” era la versión que todos defendían, y ninguno reconocería los intereses clandestinos y el sentimiento de venganza.

Tras la misa del entierro, su padrino (y segundo cabeza tras su progenitor), le pidió que le acompañara a la casa de la hermandad. Se confirmaron sus temores cuando en el despacho de su padrino se encontraban dos de los costaleros más corpulentos. Conocidos de su infancia que muy pronto prometieron lealtad al clan. Disfrutaban de su labor como matones.

El miedo ya se apoderaba de sus músculos. Sólo debía escuchar lo que quisiera decirle su padrino y salir de allí. Sin importar lo que tuviera que pedir o contar, él quería irse y no involucrarse más. Quería quitarse de la vista a esos dos perros de presa y al hombre que les traía carnaza. ¿Por qué debía tener miedo, si eran sus hermanos? El estrés de la escena le llevó a saltar de la silla que le ofrecieron con sólo el ruido de unos nudillos en la puerta. ¿Más gente? Como si pudiera huir de los que ya le acompañaban…

The great Georgie Dann

«Un hombre para hacer resurgir la alegría. Un hombre para unir a los hombre y que dancen como hermanos. Un hombre que marcará una nueva era, cada verano.»

Winston Churchill

Así era él, Georgie Dann. Inconformista, rebelde, con el pelazo y la seducción de Charlie Sheen, pero jamás sin ponerse faltón si bebía una copichuela de más. Bajo su firma lanzó numerosos éxitos vasto conocidos, y otros que no alcanzaron la repercusión que merecen.

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Mientras estudiaba clarinete en el conservatorio, obtuvo el título de FP de pescadero. Su habilidad digital impresionó a sus examinadores de “corte y despiece con espinas”. Tal era su destreza, que todas sus compañeras ardían en deseos de que practicara con ellas. Todo el día con las manos oliéndole a pescado, el pobre…

Pronto estalló su arte, floreció todo el esfuerzo que dedicaba a sus letras poco complejas. Desde mediados de los sesenta ya destacaba en las salas de baile con sus temas. Saboreó el éxito y le dejó empachado. Después de su hit “Casatschok” (1969), desapareció de las portadas. Recluido en su casa, no quería más fiestas ni guateques. Fue entonces cuando descubrió la penicilina mucho después que Fleming, pero resultó ser una uña que se había cortado la noche de antes. El varapalo le empujó a volver a la música.

Su segunda etapa artística no supuso ninguna revolución. Pero reenganchó a su público en 1972 con “El dinosaurio”, y fue, año tras año, temazo tras temazo, embelesándonos a todos con su magia, en el que sería su período más prolífico. Cabe destacar en esta lista “Koumbo” (1982), un tema dedicado a su peluche de la infancia, durante un bache emocional. ¿Pero qué es un bache, en la gran cuesta abajo del éxito?

Georgie Dann muy joven junto a Koumbo
Georgie Dann muy joven junto a Koumbo

Nos desvela con sus letras que a pesar del paraíso que tiene a su alcance, a pesar de las trabas que encuentra un negro para conseguir vacaciones, él solo puede sentir nostalgia por Koumbo, su peluche.

El culmen de su carrera lo marcó “La barbacoa” (1994). Una marca de todoterrenos quiso que la estrella en el próximo anuncio fuera “ese famosillo que ni ha ido a la Luna ni ná”, como el departamento de prensa nos contó hace ya algún tiempo.

Con su tan dilatada experiencia en el espectáculo no resistió mucho tiempo sin componer. Sus hijos ya bien criados, las aburridas partidas al dominó en la casa del jubilado, y el dinero que dejó de ser tan abundante, provocaron su vuelta a principio del nuevo milenio. Canciones como “Cachete, pechito y ombligo” (1998) aun mantenían su esencia, pero desde “Vamos a la pista” (2003), nada ha vuelto a ser lo mismo.

Todo un grande que nos ha hecho vibrar y disfrutar. Se merece mejor trato que a la tostadora. Nunca te haces una tostada porque da pereza, pero cuando se estropea la echas de menos. O algo así.

Descanse en paz, que vivo también se puede. ¿O acaso sólo un presidente del gobierno muerto se merece un homenaje?

Buenos días a mis coetáneos, y gracias a la Red de Redes, a las futuras generaciones.

Dejáte de quejar, pive.

Buenos días. Porque lo son, a pesar de que no esté de buen humor. Impulsado por el arrojo de Jacinto con su post carnavalero, he decidido contaros yo también algo de lo mío, piromanía aparte. Y lo mío son los coches, y poner muchas pegas, por supuesto. Uniendo esos dos pilares, paro este post. De parir.

Digamos que me encanta cualquier cosa motorizada que pueda conducir. Incluso sin motor, ya haré yo el ruidito. El caso es que mi novia se mosquea, porque cuando vamos por la calle miro a otras traseras sin cortarme por estar ella delante. Pero eso se está acabando.

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Y yo con novia…

Resulta que ahora la moda son los Suv’s, todo-caminos, todoterrenos o como queráis llamarlos. Son basura. La peste negra de la automoción. No existe una necesidad para ese segmento. Y a la gente les encanta. Varios modelos se repiten en los rankings de más vendidos. Hasta las marcas de lujo y grandes deportivos se suman a la línea de producción de esos gigantones.

El problema se percibe solo con leer sus siglas, SUV, que significan “sport utility vehicle”. Ni son deportivos, ni son útiles, y si de mí dependiera, no serían ni vehículos. Me explico.

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Con decir que la srta. Beckham colaboró en su desarrollo…

La única ventaja clara que podría tener sobre los otros modelos sería la altura libre al suelo y su mayor tracción para situaciones adversas, ya sean climatológicas o fuera de asfalto, pero no encontramos con varias contradicciones:

–          En muchos de estos coches, la tracción a las 4 ruedas es una opción, por la que debería pagarse aparte.

–          Su mayor peso puede provocar que un motor típico sea insuficiente para salvar la situación.

–          Con diseños “atractivos”, como detalles cromados, llantas de gran diámetro o pintura metalizada, la lista de desperfectos después de una ruta de aventura te quitan las ganas de volver a pisar el campo.

No me gustaría pagar unos rayones de éste
No me gustaría pagar unos rayones de éste

No poseen una gran ventaja frente a otros coches en este apartado. Sé que en realidad la gente ya conoce eso, por eso apenas lo sacan de la ciudad, los badenes y pasos sobreelevados ya son suficiente desnivel.

La apariencia de robustez y amplitud se queda ahí, en apariencia. El espacio interior es como el de otro coche, con apenas espacio para 2 pasajeros y medio en el asiento trasero. El maletero no es prodigioso casi en ningún caso. Y la robustez es equiparable al resto de vehículos, la seguridad en caso de colisión es muy alta hoy en día en cualquier segmento.

Tampoco son ecológicos ni ahorradores. Las 4 ruedas motrices añaden peso al conjunto y más piezas que generen rozamiento, eso significa aumento del consumo de combustible. Perfecto para tenerlo en ciudad para llevar al niño al cole, cómo no.

En conclusión, que son más inútiles que la diadema de Antonio Lobato. Si quieres espacio, un monovolumen. Si prefieres facilidad al aparcar, lo tuyo es un utilitario. Si un superdeportivo se te sale del presupuesto, puedes buscar alguna versión deportiva de un turismo medio. Y si de verdad necesitas capacidades offroad, te compras un puto Defender.

Y entiendo a las marcas, buscan ganar dinero y han encontrado un filón, pero no cualquier nicho de mercado se puede cubrir con todoterrenos, ya sean utilitarios, deportivos, familiares… Ellos saben por quién hablo.

Mitsubishi ASX 2013 (5)
Fácil de aparcar en el monte
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Deportivísimo
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Listo para vadear un río con la familia, los vecinos y media docena de mariachis

Mi ponzoñosa opinión no va a provocar ningún cambio en el mercado. Mi intención al publicarlo aquí es que todos seréis testigos, con el consiguiente derecho a darme algún capón si el día de mañana se me ocurre comprarme el último hiper-xtra-eco-suv-z-500.

 

 

 

 

 

 

 

Regalito para el que sienta curiosidad por llegar hasta el final del post. En mi opinión, la única hibridación de modelos que favoreció a la diversidad del mercado.

La "C" es de Coupe
La «C» es de Coupe

Diccionario antimanipulación

Hace ya bastante tiempo que la situación económica está creando una brecha en la sociedad del bienestar. Durante las épocas de crisis se asientan ideologías extremistas en los ciudadanos que no ven solución a sus problemas, diferenciadas de las ya de por si diametralmente opuestas políticas (al menos de boca para fuera) del gobierno actual con el resto de partidos.

Los debates televisivos proliferan y la movilización social, muy poco a poco, despierta, aunque la fuerza se nos escape por las redes sociales. Pero nada de esto tiene sentido, mientras usemos idiomas diferentes. Poco acuerdo se alcanzará entre un arubeño (natural de Aruba) y un tornero (natural de El Torno) discutiendo sobre la hibridación de las mecánicas de competición.

A donde yo quiero llegar, os presento aquí un diccionario facha-ciudadano/ciudadano-facha, en pos de la mejor comprensión de la sarta de patrañas que se dicen por cualquier medio de información, con especial mención a la televisión.

Facha-ciudadano:

sociedad del bienestar: conjunto de personas donde yo y los míos vivimos de puta madre, ajenos a los males de los pobres.

democracia: régimen totalitario para que yo y los míos mandemos sobre los pobres mientras ellos creen tener poder de decisión.

empleo: nueva forma de explotación de los pobres para que yo y los míos vivamos de puta madre.

parados: pobres que no quieren trabajar para mí y los míos.

externalización: utilización de recursos del estado para formar una nueva empresa privada para que ni yo ni los míos perdamos nunca.

austeridad: empeoramiento de la poca calidad de vida de los pobres porque yo y los míos nos quedamos con lo suyo.

negociación: transición del pensamiento crítico de los pobres hasta aceptar todo lo que decidimos yo y los míos.

violencia: estado alterado de los pobres cuando intentan expresar algo en contra mía y de los míos.

fascismo: toda conducta o postura ideológica que no suponga sumisión de los pobres para conmigo y los míos.

demagogia: pamplinas que los pobres utilizan para desprestigiar las soluciones que nos benefician a mí y a los míos.

Ciudadano-facha:

explotación: demagogia.

aborto libre: demagogia.

intereses políticos: demagogia.

corrupción: demagogia.

empobrecimiento: demagogia.

calidad educativa: demagogia.

memoria histórica: demagogia.

racismo: demagogia.

homofobia: demagogia.

derechos universales: demagogia.

Sirva éste como un adelanto de la futura edición impresa de La Calistrera Ediciones ©, que en su versión pre-venta cuenta con 230 páginas.

Hagan buen uso del idioma y expandan los límites territoriales del andaluz. Un orgulloso ciudadano que cecea les desea un buen día.